Memoria y fantasía
Rosa Montero:
Pero no sólo pienso en el proceso creativo de un escritor o un artista, sino de la fantasía como ingrediente necesario en la vida. Somos sobre todo nuestros sueños, que es lo que nos permite vivir. Porque la vida de todos es fundamentalmente imaginaria.
Por ejemplo, la idea que tenemos de nosotros mismos se basa en la memoria y esa memoria es una construcción imaginaria.
¿Por qué esa necesidad de moldearnos?
Son trucos de la memoria que dependen de la edad o del estado de ánimo. De lo que necesites. Si nuestra identidad es nuestra memoria, entonces nos inventamos nuestra identidad, porque nos inventamos lo que recordamos y lo modificamos.
Luis Mateo Díez:
El recuerdo y el sueño de infancia conforman el sustrato de la única historia que a lo largo de mi modesta vida de narrador no he logrado escribir
La parte sustancial de la experiencia que habitualmente necesito para escribir tiene que macerarse en la memoria para poder alimentar la imaginación, y al macerarse, se transformará sin remedio.
La memoria como depósito de la experiencia y la unión de esa memoria con la imaginación.
La palabra narrativa.
Me gusta esa idea de la memoria como maceración de la experiencia y una de las frases más plásticas y significativas que he oído: que la imaginación no es otra cosa que la memoria fermentada. Para lo escritores que a la hora de definirnos, de tener que decir algo de nosotros mismos, algo de más y algo de menos, nos declaramos escritores de la memoria
Se escribe desde la memoria, donde se macera la experiencia de vivir y, al fin, lo más imprescindible que es la imaginación, es facultad del alma, no es otra cosa que la memoria fermentada.
La memoria del narrador es el depósito que mejor contiene los elementos literarios de su experiencia, ese humus que salva del olvido lo que merece perpetuarse en la escritura mientras se macera que rescata lo más significativo de lo que vivimos y recordamos para poder nutrir la fabulación.
El ser humano está siempre descalabrado.
Los cuadernos, las libretas son una salvaguarda de la memoria
Un necesidad que sólo escribir sosiega.
Escribo para decirme, para ser.
“Para escribir novelas no hace falta imaginación. Sólo memoria. Las novelas se escriben combinando recuerdos”, Roberto Bolaño, a Javier Cercas: en Soldados de Salamina
No es la explanada donde de niño creía ver a los lobos bebiendo en la fuente.
Antonio Lobo Antunes: tal vez la imaginación no sea otra cosa que la memoria fermentada, atada no a la vida sino al misterio de vivir, el lado oscuro de lo que somos o el abismo que todos llevamos dentro.
La novela es más rica mientras acota mayor espacio de misterio.
Redactar es descubrir el mapa, pero hacer esos descubrimientos es laborioso, aunque el camino esté lleno de sorpresas y satisfacción.
Ranulfo Romo Trujillo, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, a Karina Avilés de La Jornada el 25 de octubre de 2002:
Investiga cómo se representa la información en el cerebro, cómo se queda en la memoria y cómo sirve la memoria y la representación sensorial en la toma de decisiones.
El ser humano no ve con los ojos sino con el cerebro. El hombre vive constantemente en el pasado. Lo que creemos que está sucediendo en este momento no es sino la intervención de la memoria. Ver Pinter.
En una conversación el sonido de una voz activa el receptor auditivo de la persona que está escuchando, pero allí ya transcurrió un tiempo, entonces la memoria interviene.
Lo que vemos y lo que oímos es pasado.
Las decisiones que tomamos no son fortuitas. Dependen de cómo dialogue la memoria y la representación sensorial. Somos prisioneros del cerebro. ¿Qué hay en esta celda con circuitos relacionados con la función de amar, odiar, entristecer?
Pero no sólo pienso en el proceso creativo de un escritor o un artista, sino de la fantasía como ingrediente necesario en la vida. Somos sobre todo nuestros sueños, que es lo que nos permite vivir. Porque la vida de todos es fundamentalmente imaginaria.
Por ejemplo, la idea que tenemos de nosotros mismos se basa en la memoria y esa memoria es una construcción imaginaria.
¿Por qué esa necesidad de moldearnos?
Son trucos de la memoria que dependen de la edad o del estado de ánimo. De lo que necesites. Si nuestra identidad es nuestra memoria, entonces nos inventamos nuestra identidad, porque nos inventamos lo que recordamos y lo modificamos.
Luis Mateo Díez:
El recuerdo y el sueño de infancia conforman el sustrato de la única historia que a lo largo de mi modesta vida de narrador no he logrado escribir
La parte sustancial de la experiencia que habitualmente necesito para escribir tiene que macerarse en la memoria para poder alimentar la imaginación, y al macerarse, se transformará sin remedio.
La memoria como depósito de la experiencia y la unión de esa memoria con la imaginación.
La palabra narrativa.
Me gusta esa idea de la memoria como maceración de la experiencia y una de las frases más plásticas y significativas que he oído: que la imaginación no es otra cosa que la memoria fermentada. Para lo escritores que a la hora de definirnos, de tener que decir algo de nosotros mismos, algo de más y algo de menos, nos declaramos escritores de la memoria
Se escribe desde la memoria, donde se macera la experiencia de vivir y, al fin, lo más imprescindible que es la imaginación, es facultad del alma, no es otra cosa que la memoria fermentada.
La memoria del narrador es el depósito que mejor contiene los elementos literarios de su experiencia, ese humus que salva del olvido lo que merece perpetuarse en la escritura mientras se macera que rescata lo más significativo de lo que vivimos y recordamos para poder nutrir la fabulación.
El ser humano está siempre descalabrado.
Los cuadernos, las libretas son una salvaguarda de la memoria
Un necesidad que sólo escribir sosiega.
Escribo para decirme, para ser.
“Para escribir novelas no hace falta imaginación. Sólo memoria. Las novelas se escriben combinando recuerdos”, Roberto Bolaño, a Javier Cercas: en Soldados de Salamina
No es la explanada donde de niño creía ver a los lobos bebiendo en la fuente.
Antonio Lobo Antunes: tal vez la imaginación no sea otra cosa que la memoria fermentada, atada no a la vida sino al misterio de vivir, el lado oscuro de lo que somos o el abismo que todos llevamos dentro.
La novela es más rica mientras acota mayor espacio de misterio.
Redactar es descubrir el mapa, pero hacer esos descubrimientos es laborioso, aunque el camino esté lleno de sorpresas y satisfacción.
Ranulfo Romo Trujillo, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, a Karina Avilés de La Jornada el 25 de octubre de 2002:
Investiga cómo se representa la información en el cerebro, cómo se queda en la memoria y cómo sirve la memoria y la representación sensorial en la toma de decisiones.
El ser humano no ve con los ojos sino con el cerebro. El hombre vive constantemente en el pasado. Lo que creemos que está sucediendo en este momento no es sino la intervención de la memoria. Ver Pinter.
En una conversación el sonido de una voz activa el receptor auditivo de la persona que está escuchando, pero allí ya transcurrió un tiempo, entonces la memoria interviene.
Lo que vemos y lo que oímos es pasado.
Las decisiones que tomamos no son fortuitas. Dependen de cómo dialogue la memoria y la representación sensorial. Somos prisioneros del cerebro. ¿Qué hay en esta celda con circuitos relacionados con la función de amar, odiar, entristecer?
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