Entre la pena y la nada
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Pero después de todo la memoria podía vivir en las viejas entrañas jadeantes: y ahora la tenía a mano, irrefutable y clara, y serena, mientras la primera golpeaba y murmuraba, seca y salvaje, y débil, y en la noche, pero él podía afrontar la memoria, pensando:
No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La misma carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejará de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena.
—William Faulkner, Las palmeras salvajes
La memoria cree antes que el conocimiento recuerde. Luz de agosto
Esa noche volvieron a sucederse los sueños. ¿Por qué esa recordar intenso de tanta cosas? ¿Por qué no simplemente la muerte y no esa música tierna del pasado?
—Juan Rulfo, Pedro Páramo
Padre y memoria:
Vino a su memoria la muerte de su padre, también en un amanecer como éste; aunque en aquel entonces la puerta estaba abierta y traslucía el color gris de un cielo hecho de ceniza, triste, como fue entonces.
Nunca quiso revivir ese recuerdo porque le traía otros, como si rompiera un costal repleto y luego quisiera contener el grano. La muerte de su padre que arrastró otras muertes y en cada una de ellas estaba siempre la imagen de la cara despedazada; roto un ojo, mirando vengativo el otro. Y otro y otro más, hasta que la había borrado del recuerdo cuando ya no hubo nadie que se la recordara.
—Juan Rulfo, Pedro Páramo
La memoria (en la novela Pedro Páramo) es un cementerio lleno de vida: los cuerpos “muertos” copulan: palpitación de vergas, olores vaginales.
La memoria es el lugar de los muertos que están vivos. Dar vida a lo que sea si lo hablas, si lo recuerdas.
Resurección de la memoria: resucitar los recuerdos muertos.
Todo Pedro Páramo está en el contexto de la memoria.
Encontrarás más cercana la voz de mis recuerdos que la de mi muerte, si es que alguna vez la muerte ha tenido alguna voz.
Doloritas a Juan Preciado
Yo imaginaba ver aquellos a través de los recuerdos de mi madre…
Juan Preciado
Tengo memoria de haber visto algo así como nubes espumosas haciendo remolino sobre mi cabeza y luego enjuagarse como aquella espuma y perderse en su nublazón. (No había aire.)
Juan Preciado, pánico
El llano: la llanura, la pianura del Po.
Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos.
Doloritas
En Eudora Welty la experiencia de la memoria tiene otros matices:
“A medida que vamos descubriendo algo, recordamos. Al recordar, descubrimos. Y esto lo experimentamos con mayor intensidad cuando nuestros viajes interiores confluyen.
“En esos puntos de confluencia, nuestra experiencia vital es uno de los terrenos más dramáticos en los que vive la ficción.
“Y la mayor confluencia de todas es la que posibilita la existencia de la memoria humana e individual.
“La memoria que yo tengo es mi tesoro más preciado, tanto en mi vida como en mi obra de escritora.
“Aquí, el tiempo es también objeto de una confluencia.
“La memoria es algo vivo, algo que está en tránsito. Y mientras dura su instante, todo lo que se recuerda se junta y vive: lo viejo y lo nuevo, el pasado y el presente, los vivos y los muertos.”
John Berger:
No creo que el problema sea que tenemos una memoria frágil, sino la enorme presión que sufrimos para seleccionar nuestros recuerdos, para olvidar deliberadamente unas cosas y recordar otras.
Pero después de todo la memoria podía vivir en las viejas entrañas jadeantes: y ahora la tenía a mano, irrefutable y clara, y serena, mientras la primera golpeaba y murmuraba, seca y salvaje, y débil, y en la noche, pero él podía afrontar la memoria, pensando:
No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La misma carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejará de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena.
—William Faulkner, Las palmeras salvajes
La memoria cree antes que el conocimiento recuerde. Luz de agosto
Esa noche volvieron a sucederse los sueños. ¿Por qué esa recordar intenso de tanta cosas? ¿Por qué no simplemente la muerte y no esa música tierna del pasado?
—Juan Rulfo, Pedro Páramo
Padre y memoria:
Vino a su memoria la muerte de su padre, también en un amanecer como éste; aunque en aquel entonces la puerta estaba abierta y traslucía el color gris de un cielo hecho de ceniza, triste, como fue entonces.
Nunca quiso revivir ese recuerdo porque le traía otros, como si rompiera un costal repleto y luego quisiera contener el grano. La muerte de su padre que arrastró otras muertes y en cada una de ellas estaba siempre la imagen de la cara despedazada; roto un ojo, mirando vengativo el otro. Y otro y otro más, hasta que la había borrado del recuerdo cuando ya no hubo nadie que se la recordara.
—Juan Rulfo, Pedro Páramo
La memoria (en la novela Pedro Páramo) es un cementerio lleno de vida: los cuerpos “muertos” copulan: palpitación de vergas, olores vaginales.
La memoria es el lugar de los muertos que están vivos. Dar vida a lo que sea si lo hablas, si lo recuerdas.
Resurección de la memoria: resucitar los recuerdos muertos.
Todo Pedro Páramo está en el contexto de la memoria.
Encontrarás más cercana la voz de mis recuerdos que la de mi muerte, si es que alguna vez la muerte ha tenido alguna voz.
Doloritas a Juan Preciado
Yo imaginaba ver aquellos a través de los recuerdos de mi madre…
Juan Preciado
Tengo memoria de haber visto algo así como nubes espumosas haciendo remolino sobre mi cabeza y luego enjuagarse como aquella espuma y perderse en su nublazón. (No había aire.)
Juan Preciado, pánico
El llano: la llanura, la pianura del Po.
Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos.
Doloritas
En Eudora Welty la experiencia de la memoria tiene otros matices:
“A medida que vamos descubriendo algo, recordamos. Al recordar, descubrimos. Y esto lo experimentamos con mayor intensidad cuando nuestros viajes interiores confluyen.
“En esos puntos de confluencia, nuestra experiencia vital es uno de los terrenos más dramáticos en los que vive la ficción.
“Y la mayor confluencia de todas es la que posibilita la existencia de la memoria humana e individual.
“La memoria que yo tengo es mi tesoro más preciado, tanto en mi vida como en mi obra de escritora.
“Aquí, el tiempo es también objeto de una confluencia.
“La memoria es algo vivo, algo que está en tránsito. Y mientras dura su instante, todo lo que se recuerda se junta y vive: lo viejo y lo nuevo, el pasado y el presente, los vivos y los muertos.”
John Berger:
No creo que el problema sea que tenemos una memoria frágil, sino la enorme presión que sufrimos para seleccionar nuestros recuerdos, para olvidar deliberadamente unas cosas y recordar otras.
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